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Cuentos que no son cuentos

Se dice por ahí que “Los niños son el reflejo de los padres”, ¿qué tan cierto será?

Es común escuchar a los padres desesperados porque no saben cómo hacer que su hijo cumpla las normas de la casa o siga las rutinas que se le fueron dadas, pero ¿Cómo nos comportamos nosotros frente a esas normas?

Vamos a poner un ejemplo muy sencillo:



1. No usar dispositivos electrónicos en el comedor:

En los hogares generamos normas para nuestros hijos, pero poco para cumplirlas nosotros como padres.


Unos de los ejemplos más comunes es el tema de la alimentación y el uso del celular. En la mayoría de los hogares se acostumbra cenar en la mesa en familia o en la barra según el caso y es normal que el celular no esté en la mesa para que se disfruten los alimentos en familia. Sin embargo, los padres cometemos el error de romper esta regla con la excusa de que son temas de trabajo ¿Cómo esperas que tu pequeñ@ la cumpla?

2. Dime cómo hablas y te diré cómo responde tu hijo

¿Alguna vez te has visto en un espejo o te has grabado cuando hablas en el hogar?

Te invito a hacerlo y es que la rutina nos absorbe y llevamos los problemas a la casa, sin darnos cuenta que todo eso es lo que le estamos trasmitiendo a nuestros hijos. Expresiones como “Es que no hay dinero” “Estoy cansado de trabajar” “La gente es inútil””no me molestes que ya tengo suficientes problemas”, estas frases lo que generan en tus hijos son pensamientos negativos y reacciones que imposibilitan una buena relación. Diferente sería si le explicas a tu pequeño que tuviste un día complejo y que te gustaría descansar un rato o incluso jugar algo que te ayude a pensar en algo diferente.


3. “De tal palo tal astilla” “hijo de tigre sale pintado”

La verdad es que cada niño tiene una personalidad única y es normal que vayan adaptando conductas o comportamientos de las personas con las que conviven y si lo piensas bien seguro has mencionado alguna de estas frases en tu casa: “Es que le sacó el genio a la mamá”, “Vea, quiere hacer todo lo que hace el papá”, “Es que con ese mal genio, pero como así es la mamá, que le podemos pedir al niño”.


Expresiones de este tipo también influyen en el desarrollo de la personalidad del pequeño, dando una orientación a ciertos comportamientos, así que “PILAS” papás, porque las palabras tienen más poder del que ustedes se imaginan y aunque los niños pueden tener algunas similitudes a nosotros, también es cierto que entre menos los comparemos con nosotros mejor, hay que enseñarles que cada persona es única y que debe ir desarrollando su propia personalidad.


4. Árbol que crece torcido, nunca sus ramas endereza

Este dicho no podría faltar, porque es de los más comunes ¿lo has dicho?, ojo, los seres humanos siempre estamos a tiempo de aprender y cambiar aspectos de nuestra personalidad que no sean tan positivos y si hablamos de un niño si que es cierto, ellos están creciendo y son como esponjas, si todo el tiempo estás diciendo que “árbol que nace torcido jamás endereza” le estás creando una creencia limitante en su mente y además la estás creando en ti, lo que no te posibilitará ver los cambios positivos que podría tener tu hij@.


Cambiar este dicho es sencillo con un lenguaje empoderador que le haga ver a los pequeños que nadie es perfecto, que todos los días aprendemos cosas nuevas y que nuestra mente es capaz de cambiar creencias y lograr lo que se propone.


En conclusión, este es un artículo que nos invita a cuidar nuestro lenguaje, a cambiar creencias y a ser más cuidadosos con nuestras expresiones.

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